jueves, 17 de febrero de 2011

Entre bromas y veras


En un brillante ejercicio de pirotecnia literaria (“Rico, al paredón”, EL PAÍS, 13-02-2011), Javier Cercas defiende a Francisco Rico afirmando que el polémico enunciado del profesor, filólogo y académico barcelonés ("en mi vida he fumado un solo cigarrillo") no es mentira sino broma. Es curioso que Cercas haya sido la única persona capaz de captar que la frase no iba en serio, pues no sólo los numerosos lectores que protestaron por la presunta mentira no fueron capaces de entenderlo así, sino tampoco el propio Rico, a juzgar por las explicaciones que dio a la Defensora del lector del citado diario y que iban por otros derroteros.

domingo, 23 de enero de 2011

García Prieto y el sistema educativo español


Los malos resultados que los escolares españoles cosechan en el Informe PISA año tras otro no hacen cambiar de opinión a los nuevos pedagogos y a los políticos que los apoyan, que suelen salirse por la tangente con afirmaciones del tipo de que “los resultados no son tan malos”, “hay más diferencia entre los buenos y los malos alumnos de un país que entre un país y otro” o “nuestra región está a la cabeza de España y a la altura de los mejores países”.

Parece ser que los citados pedagogos y políticos no se dan cuenta de que estos malos resultados coinciden en el tiempo con la alianza entre una sociedad mucho más permisiva que la de hace unos años y dos leyes educativas siamesas: la LOGSE y la LOE. Digo yo que alguna relación habrá. Conceptos como la comprensividad, la promoción automática, la búsqueda de la igualdad de resultados y el “aprender a aprender” han tenido consecuencias como la rebaja en el nivel de los contenidos; la menor importancia de éstos en favor de procedimientos, métodos y actitudes; la pérdida de horas de asignaturas fundamentales en favor de dudosas asignaturas optativas o de nuevo cuño; la pérdida de autoridad del profesor; la asignación de un número considerable de profesores para prestar apoyos a alumnos que no quieren esforzarse mientras nadie atiende a los alumnos que destacan; la postración de los equipos directivos a los pies de los padres a la mínima queja de sus hijos, etc.

Pues bien, el veterano matemático y político Emilio García Prieto (en una carta publicada por El País el 20-01-2011), no satisfecho con los devastadores efectos de estas reformas, pide lo siguiente: “Para mejorar nuestra economía es imprescindible mejorar el factor humano, y eso es imposible si seguimos "castigando" a nuestros jóvenes a permanecer sentados en una silla durante seis o siete horas diarias escuchando trivialidades, si seguimos evaluando sus capacidades a través de exámenes escritos, la mayoría de las veces memorísticos, y si seguimos sin contar con ellos en las aulas. Nuestra economía necesita reformas pero nuestra educación necesita una auténtica "revolución": pasar de la educación del siglo XIX a la del XXI. Necesitamos jóvenes educados en el espíritu emprendedor, innovadores, creativos, con competencia digital, expertos en resolver problemas y acostumbrados a actuar en situaciones cambiantes. Desgraciadamente no es eso lo que produce nuestro actual sistema educativo.”

No sé cómo interpretar estas palabras de García Prieto. Llevamos cerca de quince años gobernados por dos leyes (la LOCE apenas hizo nada por romper este estado de cosas) que propugnan exactamente lo que García Prieto pide para nuestro sistema educativo. Una de dos: o García Prieto no se ha dado cuenta de que el fracaso del sistema educativo español es consecuencia de la aplicación de ideas similares a las suyas o este sistema es tan nefasto que no solamente no complace a personas partidarias de métodos pedagógicos “antiguos” (como yo), sino tampoco a pedagogos de la misma cuerda que los que perpetraron la LOGSE y, más tarde, la LOE (léase García Prieto).

Los magníficos resultados de Corea del Sur en el último informe PISA han demostrado que un elevado índice de exigencia y que los métodos que los nuevos pedagogos tildan de anticuados y memorísticos no son tan malos como parecían a primera vista. A diferencia del sistema español, cuyos prebostes preconizan con descaro la igualdad de resultados (en torno al cinco, claro), en Corea se apoya a los alumnos que destacan y sus buenos resultados elevan la media, cosa que parece de cajón. Es cierto que los defensores de la nueva pedagogía me podrán decir que Finlandia (el país que mejores resultados cosechó en las anteriores ediciones del citado informe) tiene un sistema educativo inspirado en principios similares a los de la LOGSE y la LOE, pero también es cierto que en el país escandinavo estos principios se llevaron a cabo con muchos más medios, los profesores están mucho más motivados que sus homólogos españoles y el prestigio de que gozan en la sociedad finesa es mucho mayor que el que los docentes de nuestro país.

Tal vez lo importante no sea seguir unos u otros métodos, sino el llevarlos bien a cabo. ¿Es ese el motivo de que García Prieto pida que hay que llevar a cabo lo que en teoría ya se ha hecho, como si no se hubiera hecho?