sábado, 7 de mayo de 2016

Déjame volar


Con más prisa de lo deseable, el pasado sábado por la tarde subí al hipermercado a buscar discos para regalar a una persona que gusta de la música de los cantautores. No había mucho donde elegir y resolví la papeleta con sendos discos de Leonard Cohen e Ismael Serrano, pero pude constatar que una de las personas de la que más discos había en el citado establecimiento era una cantante apodada 'La Húngara', de quien nunca había oído hablar y cuyo estilo supuse, por el aspecto de las portadas, más deudor de los efluvios de lo andalusí que cercano al de una Márta Sebestyén.

Tras someras búsquedas por Google y YouTube para documentarme un poco, he llegado a la conclusión que La Húngara es la verdadera princesa del pueblo, con su trabajo como cantante y como letrista o compositora ocasional y no gracias al cuento que le echan otros. La artista ecijana es la verdadera 'madre coraje' de la música española. No tengo claro que con A mi Laura y, sobre todo, con Déjame volar, La Húngara pretendiera proseguir la estela del dramón incestuoso iniciado por Pimpinela, pero lo que sí ha conseguido sin seguramente buscarlo es crear dos auténticos himnos a la emancipación de la mujer, sin ambages ni aspavientos.

Hay en la segunda de estas canciones unos versos que a mí me parecen memorables: “Cómo pasa el tiempo, / mi Sonia O'Hara se me hace grande; / parece que fue ayer / cuando sólo quería con su madre; / sólo piensa en salir / y siempre quiere recogerse tarde.” Aviso para navegantes: O'Hara no es el apellido del padre, sino el segundo nombre de la muchacha, para distinguirla de la madre, Sonia a secas de nombre y Priego de apellido.

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