martes, 25 de septiembre de 2007

La Joven Orquesta Sinfónica de Soria, hoy

El 23 de mayo de 2007 publiqué en esta bitácora una entrada en la que, ante la crisis desatada en la Joven Orquesta Sinfónica de Soria (JOSS), tomé partido por el antiguo director musical (Alberto Barranco) y por el antiguo gerente (Rafael Suárez). Ante la desidia por parte de los poderes públicos sorianos para convertirla en una orquesta de titularidad pública, terminé diciendo: “de la Joven Orquesta nunca más se supo”. Aunque no niego que también me refería a la crisis interna de la orquesta, la frase en cuestión se refería, sobre todo, a la escasa intención inicial de reflotarla por parte de los poderes fácticos sorianos, como podrán comprobar quienes relean la entrada.

He vuelto a saber de la JOSS porque hace pocos días tuve la ocasión de escucharla dirigida por su nuevo titular, Vicente Alberola Ferrando. Debo reconocer que sonó muy bien y que Alberola es un músico como la copa de un pino. Y tampoco dudo de que la nueva gerencia sea capaz de sacar adelante a la orquesta: incluso es posible que caiga mejor a algunos de esos poderes fácticos, lo que facilitará algunas cosas.

Pero no nos engañemos respecto a lo que siento. Reconozco los éxitos de la nueva JOSS porque es de justicia hacerlo, pero mis sentimientos de gratitud están con quienes están: con mis amigos Alberto y Rafa. Ese apoyo entusiasta que presté a la Orquesta en la prensa local, ese aplaudir de pie hasta que me dolían las manos, ese soltar bravos hasta quedarme afónico… discúlpenme, pero eso no puedo seguir haciéndolo. Porque no me lo pide el cuerpo. Y no me pidan más razones.

No hay comentarios: