domingo, 4 de diciembre de 2016

Juan Pérez Floristán y Pablo Ferrández

He tenido el privilegio de escuchar en directo, hace varias semanas o meses, a dos instrumentistas españoles jovencísimos y de primerísima categoría. Si se hace justicia, no muy tarde habrán de ser reconocidos con ese marbete de “intérpretes de reconocido prestigio internacional” que he comprobado que suele adjudicarse a músicos más veteranos; para mí ya están entre los más grandes del momento. Al pianista Juan Pérez Floristán lo escuché en la Audiencia de Soria el 16 de septiembre acompañado por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León dirigida por José-Rafael Pascual Vilaplana; al violonchelista Pablo Ferrández lo he escuchado el 22 de octubre en el Miguel Delibes de Valladolid con la misma orquesta dirigida por Pinchas Zukerman.


Pascual Vilaplana es un músico excelente que ha sido injustamente encasillado (y no es el único) en el mundo de las bandas de música cuando merecería mejor suerte como director de orquesta; a Pinchas Zukerman hay que agradecerle que acompañó muy bien a Ferrández en Haydn, pero dirigió en la segunda parte una Primera sinfonía de Brahms que se le ‘cayó’ en más de un pasaje: o tuvo un mal día o desmerece como director de una orquesta grande de la condición de leyenda viva del violín y la viola que es o fue.
La OSCyL sonó estupendamente en las dos plazas; es lo habitual en Valladolid y nos congratulamos de que, después de unos años tal vez de desidia, haya decidido volver a poner toda la carne en el asador cuando viene a tocar a Soria.
Juan es, por añadidura, hijo de uno de los mejores profesores que he tenido nunca: Juan Luis Pérez.

sábado, 7 de mayo de 2016

Déjame volar


Con más prisa de lo deseable, el pasado sábado por la tarde subí al hipermercado a buscar discos para regalar a una persona que gusta de la música de los cantautores. No había mucho donde elegir y resolví la papeleta con sendos discos de Leonard Cohen e Ismael Serrano, pero pude constatar que una de las personas de la que más discos había en el citado establecimiento era una cantante apodada 'La Húngara', de quien nunca había oído hablar y cuyo estilo supuse, por el aspecto de las portadas, más deudor de los efluvios de lo andalusí que cercano al de una Márta Sebestyén.

Tras someras búsquedas por Google y YouTube para documentarme un poco, he llegado a la conclusión que La Húngara es la verdadera princesa del pueblo, con su trabajo como cantante y como letrista o compositora ocasional y no gracias al cuento que le echan otros. La artista ecijana es la verdadera 'madre coraje' de la música española. No tengo claro que con A mi Laura y, sobre todo, con Déjame volar, La Húngara pretendiera proseguir la estela del dramón incestuoso iniciado por Pimpinela, pero lo que sí ha conseguido sin seguramente buscarlo es crear dos auténticos himnos a la emancipación de la mujer, sin ambages ni aspavientos.

Hay en la segunda de estas canciones unos versos que a mí me parecen memorables: “Cómo pasa el tiempo, / mi Sonia O'Hara se me hace grande; / parece que fue ayer / cuando sólo quería con su madre; / sólo piensa en salir / y siempre quiere recogerse tarde.” Aviso para navegantes: O'Hara no es el apellido del padre, sino el segundo nombre de la muchacha, para distinguirla de la madre, Sonia a secas de nombre y Priego de apellido.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El arte de no complacer al lector y de salir más que airoso del empeño




Me parece excesivo el reconocimiento que está obteniendo En la orilla, de Rafael Chirbes, libro que ha encabezado varias clasificaciones sobre la mejor novela española del último o de los últimos años y que está logrando numerosos premios oficiales.

A mí me ha costado mucho trabajo leerlo y he amagado con dejarlo varias veces. Es cierto que está escrito con pulcritud las más de las veces e incluso con brillantez en no pocas ocasiones, pero el estilo de Chirbes -no nos engañemos- no es lo suficientemente poderoso como para compensar la sordidez de los ambientes, las nada escasas reiteraciones, unos personajes que sólo despiertan indiferencia y la ausencia de intriga en un discurso cuya única técnica es el monólogo interior.

El 30 de mayo de 2014, El Mundo publicó una relación con las veinticinco mejores novelas españolas de los veinticinco últimos años. Ni Eduardo Mendoza ni Antonio Muñoz Molina ni Javier Marías ni Fernando Aramburu lograron que figurara más de una novela suya en esa lista; Rafael Chirbes es el único autor que consiguió que tres de sus novelas se situaran en esa relación y nada menos que en los puestos primero (En la orilla), tercero (Crematorio) y octavo (La larga marcha). Aunque fueron otros los críticos que hicieron la selección, Ángel Vivas redactó el artículo con los comentarios relativos a cada una de las novelas elegidas; refiriéndose a la última de estas tres novelas, Vivas (de quien recuerdo excelentes artículos suyos en la revista de MUFACE) hace referencia a la "falta de complacencia" habitual en Chirbes. Probablemente, Ángel Vivas quiso decir que la obra de Chirbes huye de todo recurso fácil (intriga policiaca, maniqueísmo, etc. ) pero no, hizo referencia a la “falta de complacencia”.

Hace mucho tiempo que no he leído ninguna definición de literatura, pero todos los años releo la excelente definición de música que dio Jean-Jacques Rousseau: “el arte de combinar sonidos de una manera agradable al oído”. Parafraseándola, podríamos decir que la literatura es el arte de combinar palabras de manera que resulte igualmente agradable al lector, pero parece que Ángel Vivas, para alabar a Chirbes, valora precisamente lo contrario: que la literatura no complazca a quien la lee.

No me extraña que, si tanto hemos cambiado desde Rousseau acá, las novelas de Chirbes se sitúen en cabeza de todas las clasificaciones habidas y por haber sobre las mejores novelas del universo mundo.

sábado, 9 de marzo de 2013

Las chicas del CAEP

Hace unos cuantos años, las autoridades correspondientes aprovecharon la tradición deportiva que había en Soria en cuestión de atletismo (gracias a Abel Antón, a Fermín Cacho y a Enrique Pascual Oliva, entrenador de ambos atletas) y de balonvolea (gracias al equipo masculino, impulsado sobre todo por José Miguel Serrato) para crear un centro de alto entrenamiento deportivo que propiciara el surgimiento de figuras emergentes en ambos deportes.

Sin menospreciar lo conseguido en atletismo, yo siempre he identificado las sonoras siglas CAEP con el equipo femenino de balonvolea. La idea consiste en concentrar en Soria de forma permanente a la selección juvenil de voley femenino, que entrena todos los días en nuestra ciudad y, para foguearse, compite en la SF2, que viene a ser el equivalente de una segunda división absoluta. Las jóvenes concentradas en Soria son chicas de dieciséis, diecisiete y dieciocho años que tienen que batirse el cobre contra equipos de mujeres hechas y derechas. Todas las jugadoras se alojan en la misma residencia juvenil de la Junta y todas ellas cursan sus estudios en mismo instituto (el IES “Castilla”), para poder disputar el campeonato del mundo de centros docentes, campeonato que ganaron el curso 2011-2012. El actual entrenador del equipo es el citado José Miguel Serrato.
Por cuestiones de edad, nunca pude dar clase a ninguna de estas abnegadas estudiantes y deportistas, pero me he fijado en el deambular de sus longilíneas figuras por los pasillos del instituto, siempre enfundadas en sus ropas deportivas y siempre con el pelo recogido, como si en cualquier momento fueran a obsequiarnos con un improvisado partido en el vestíbulo del centro. Lejos de ir haciendo alarde de sus condiciones físicas, se mueven por el instituto con la parsimonia y el silencio propios de las personas adultas y educadas, cosa que contrasta con los alocados movimientos y empujones de la mayoría de sus compañeros, cada año más asilvestrados.
Gracias a ese engendro llamado MAE (la alternativa no evaluable a la Religión), este año me he tenido que hacer cargo de un grupo de alumnos de 1º de bachillerato y por fin he coincidido en el aula con una de estas jugadoras: la líbero mallorquina Maria Antònia Gomila, cuya proeza lanzando el balón medicinal ha trascendido ampliamente las fronteras de su clase de Educación Física y aun del instituto. Más tarde he sabido que otra de mis alumnas más jóvenes de música, Alejandra Olalla, ha empezado a entrenar también bajo la disciplina del CAEP. Darle clase a 'Gomi' y a Alejandra ha reavivado en mí una afición al balonvolea que permanecía latente desde los lejanos tiempos en que yo hice alguna vez de improvisado colocador de “Chuchi” Hornillos en el patio del Instituto “Machado” y desde los tiempos, más remotos aún, en que aprendí los rudimentos del voley con el mismísimo José Miguel Serrato en el colegio de los Franciscanos, con más lágrimas que sudor.
Da gusto ver jugar a las chicas del CAEP en el polideportivo de Los Pajaritos. Sin ir más lejos, resultó emocionante el encuentro en que derrotaron, en buena lid, al potente equipo de Sant Cugat.
Las próximas citas son el 23 de marzo a las cuatro y media de la tarde (día en que jugarán contra el Xuvenil Teis, de Vigo) y el 24 de marzo, a las 12 de la mañana (día en que medirán sus fuerzas contra el Cantabria Deporte). A ver si os dejáis ver por ahí y animáis a las de Soria, que lo merecen. Además, es gratis. Gratis total, como dijo el finado Enrique Múgica.

viernes, 20 de abril de 2012

En defensa de “Cuando una ciudad se pierde” de Javier Marías


Pocas polémicas habrá tan desiguales como la que ha suscitado en Soria la publicación del artículo titulado “Cuando una ciudad se pierde”, de Javier Marías en El País Semanal el 15 de abril de 2012. Da la impresión de que se haya querido compensar el hecho de que el citado artículo se haya publicado en un medio tan influyente como EPS silenciando en Soria cualquier manifestación en favor del escritor madrileño. He intentado publicar, sin éxito alguno, en el Heraldo de Soria un artículo en el que rebatía distintos aspectos de los ¡cinco! artículos que el citado periódico soriano publicó en contra del artículo de Marías. En vista de que el Heraldo no ha querido publicar mi respuesta, intenté hacer lo propio en el Diario de Soria, pero éste no ha querido publicar nada relativo a Javier Marías (ni a favor ni en contra, ni mío ni de ningún otro autor) porque el Diario es una edición local de El Mundo y ya se sabe que a la competencia, ni agua.

En vista que no he podido publicar en letra impresa mi artículo, lo reproduzco aquí:

“No ha sido para mí ninguna sorpresa que el artículo titulado “Cuando una ciudad se pierde”, de Javier Marías (publicado en El País Semanal el 15 de abril de 2012) suscitara un rechazo considerable entre las fuerzas vivas de la capital soriana, rechazo constatable tanto en las conversaciones de la gente de a pie, como en las páginas de Heraldo de Soria. Sin que mi respuesta sea más extensa de lo debido, voy a intentar rebatir los cinco artículos aparecidos los días 18 y 19 de abril en el citado periódico. El artículo de Luis Naveda (titulado “Javier Marías” y publicado el 18 de abril) se me antoja un tanto insustancial; comienza explicando por qué han venido a Soria diversos escritores y termina diciendo lo siguiente: “Bueno, si uno quiere cambiar de casa es muy dueño, pero para eso, si es un señor, no es necesario ofender ni insultar”. El artículo de Marías no sólo no insultaba a nadie, sino que era menos incisivo que la mayoría de los artículos que publica cada domingo en el suplemento dominical de El País; igualmente, considero que sólo puede ofenderse con él quien quiera sentirse ofendido. Además, Naveda dice que Javier Marías “reniega de Soria”, como si vivir en Soria fuera algo parecido a profesar la religión verdadera y como si uno no pudiera irse a vivir donde le plazca y decirlo.

El día siguiente apareció también un artículo de Carlos González García (“Deterioro de Soria según Javier Marías”), que me parece, junto con el de Luis Naveda, el más flojo de los cinco. El estilo de Carlos González es bastante desaliñado (por ejemplo, tilda a Marías de “escritor literario”, como si hubiera escritores que no lo son) y ni siquiera su autor ha entendido o ha querido entender lo que dice Marías y cae en la “falacia del hombre de paja”, consistente en atribuir a la persona con la que se debate palabras que éste no ha escrito para luego refutarlas. Por ejemplo, González dice que Marías ha escrito que el futuro aparcamiento del Espolón es innecesario porque la mitad de los aparcamientos de la superficie están vacíos, cuando el objeto del comentario de Marías era el aparcamiento subterráneo de la Plaza del Olivo. Esta falacia es aún más sangrante porque González entrecomilla la frase que Marías no ha escrito en su artículo para atribuírsela con más autoridad.

El artículo de Silvano Andrés de la Morena me parece, junto con el de Roberto Ortega (al que me referiré más tarde), el mejor de los cinco artículos y es el más respetuoso de todos. Silvano Andrés admira a Marías y su artículo está escrito con el respeto de quien admira a un gran escritor. El propio título del artículo (“A Javier Marías”, publicado el día 18) refleja esa admiración, porque parece una dedicatoria.

El 19 de abril, Heraldo de Soria publicó el artículo titulado “El artículo de Marías”, de Roberto Ortega Torres. Ortega es, tal vez, el mejor articulista soriano de las últimas décadas; su artículo comienza, como el de Silvano Andrés, con un elogio de las novelas de Javier Marías y de sus artículos dominicales en el suplemento de El País, salvo el que hoy nos ocupa, por el cual a su autor habría que “pegarle una patada en los cojones”. Aparte de lo innecesario de proferir tal grosería (máxime cuando Ortega ha elogiado poco antes sin reservas al autor madrileño), hay en el artículo de Ortega una flagrante contradicción, pues dice que a él “también le ponen frenético justamente las mismas cosas que Marías comenta”. Si también a él le ponen frenético las mismas cosas que Marías cuenta y éste las cuenta con su maestría habitual, ¿qué necesidad hay de dar patadas a nadie en ningún sitio?

Un día antes, el 18 de abril, publicó José Luis Bravo su artículo “Adjetivos para Javier Marías”, y en él no hay ni respeto ni admiración alguna hacia el escritor madrileño; incluso da la impresión de que el periodista soriano haya querido aprovechar la ocasión para hacer pública la animadversión que le profesa. Bravo, fino articulista en otras ocasiones, escribe esta vez con un trazo grueso impropio de su estilo habitual. Voy a centrarme en intentar rebatir este artículo de forma un poco más extensa.

El primero de los adjetivos que Bravo dedica a Marías es 'presuntuoso', porque dice que Marías “se erige en promotor de nuestra ciudad”, cuando éste reconoce que son sólo algunas las personas que han visitado Soria por recomendación suya.

El segundo adjetivo que Bravo dispensa a Marías es 'tranochado', porque “es obvio que la que (sic) vive en sus recuerdos infantiles de cuando pasaba los veranos junto a su padre, Julián Marías”. No veo qué hay de malo en que Marías recuerde su infancia en Soria en algunos de sus artículos más literarios, que no son los más abundantes; además, considero que Javier Marías es uno de los articulistas españoles más 'actuales' cuando abandona ese estilo más literario y se dedica a poner en solfa de forma tan incisiva como directa diversos aspectos de la actualidad, sobre todo los que tienen que ver con la política.

El tercero de los adjetivos que Bravo endosa a Marías es “egoísta”, porque, “sin tener en cuenta a quienes aquí deben vivir todos los días del año, aspira a una ciudad triste, silenciosa y quizá oscura”. Todo lo contrario. Javier Marías, sin dejar de escribir un artículo que puede interesar a cualquier lector hispanohablante, sale en defensa de los vecinos de la parte más céntrica de Soria: la comprendida entre la mitad del Espolón y Marqués de Vadillo. Se nota que José Luis Bravo vive en una zona más silenciosa que la anterior. Yo estuve viviendo cuatro años cerca del que ha sido el domicilio soriano de los hermanos Marías y encima de la terraza de otro bar de copas, y he podido darme cuenta, al igual que algunos de mis antiguos vecinos, del deterioro en estos últimos años de la calidad de vida en una de las zonas más caras de Soria y en la que se sigue pagando una de las contribuciones más altas de nuestra ciudad. Hasta hace bien poco, unas terrazas que antes ni siquiera existían han estado cerrando en verano a diario a las cuatro o a las cinco de la mañana, amparadas por un vacío legal propiciado por el alcalde Martínez Mínguez, siempre más proclive a favorecer a los clientes y dueños de los bares nocturnos que al ciudadano que madruga para ir a trabajar. Y le doy la razón a Marías cuando denuncia la pasividad de la policía municipal ante determinados comportamientos incívicos de algunos sujetos a altas horas de la madrugada.

El cuarto adjetivo con que el periodista soriano obsequia al escritor y académico madrileño es “ignorante”. Y digo yo que hay que tener mucho cuajo para llamarle 'ignorante' a uno de los escritores españoles más cultivados del momento, dueño de una refinada y vasta cultura no sólo en castellano, sino también, como mínimo, en inglés y en francés (siendo bien joven fue, por ejemplo, el traductor al inglés de los subtítulos de El espíritu de la colmena, la mítica película de Víctor Erice). Fundamenta Bravo su tajante aseveración en que Marías “lo desconoce todo, absolutamente todo, sobre las Fiestas de San Juan”. Bravo parte de un error de base: suponer que cualquier persona que desconoce lo relativo a los sanjuanes es un ignorante, cuando uno puede ser la persona más culta del planeta y no saber nada acerca de las citadas fiestas. José Luis Bravo hace gala aquí del sorianismo más cerril, de ese que que niega la cualidad de soriano a todo ciudadano nacido o residente en Soria que no vive o que no defiende las fiestas de San Juan. La visión que Marías da de las citadas fiestas (“la murga non-stop -día y noche- que las llamadas “peñas” endilgan a los habitantes con unas monótonas charangas”) es la lógica en una persona a la que no le gusta ninguna fiesta y que ha vivido en El Espolón. Si Marías no sabe más de las citadas fiestas es, lisa y llanamente, porque no le ha interesado saber más sobre ellas, y sería pintoresco llamarle ignorante por ello.

El quinto adjetivo con el que Bravo moteja a Javier Marías es “despectivo”, porque éste critica ciertos eventos deportivos que tienen lugar en torno al Espolón; Bravo recuerda que uno de ellos era una carrera benéfica. Yo no tengo nada que objetar a una carrera si son buenos los propósitos que la animan, pero Marías lleva razón en que cada dos por tres se organizan en el centro eventos que se quieren adornar innecesariamente con el alquiler de potentes altavoces para que no sólo la locución, sino músicas que no vienen a cuento se emitan a un volumen indecente durante horas. Y quisiera añadir, a este respecto, algo contra lo que Javier Marías nunca ha protestado porque no conduce: cada vez que se celebra una de estas competiciones se corta el tráfico en El Espolón, cuando no en la calle Sagunto, obligando a los vecinos de la zona que sí conducen a dar continuos rodeos.

El sexto y último adjetivo que el periodista soriano aplica al académico es “desagradecido” frente a una ciudad que lo acogió y que “le convirtió en un hijo predilecto del que nos sentíamos orgullosos. Hoy, porque le molesta un bar debajo de casa, suelta una coz y dice que se va”. Con permiso de Bravo, voy a darle la vuelta a su argumento: Javier Marías ha estado años pasando amplias temporadas en Soria y publicando regularmente artículos en los que ha elogiado a nuestra ciudad y a sus gentes; ahora, por un solo artículo (en el que además no deja de evocar muchas de las cosas buenas que le pasaron en Soria), va Bravo y se pone como se pone. ¿Y tampoco se acuerda de los cinco millones de las antiguas pesetas que Marías donó al C. D. Numancia? ¿Quién es el desagradecido aquí?”

P.D.: En un ejercicio de pluralismo informativo sin precedentes, Heraldo de Soria publica hoy (un día después de crear yo esta entrada) tres cartas de sendos lectores indignados con el citado artículo de Javier Marías. Ni rastro de mi artículo, ni de una carta al director que envié antes de leer las cinco columnas citadas, ni de escritos de otras personas (si es que existen y no estoy solo en esto) a favor de Marías.

Obra en las aceras


En la calle Isabel Rebollo de Soria acaban de levantar unas aceras que estaban en buen estado para hacerlas nuevas. ¿Qué sentido tiene que un ayuntamiento muy endeudado y que ya ha presentado un plan de recortes promueva una obra innecesaria en plena crisis? La única respuesta que se me ocurre es que el Ayuntamiento de Soria pueda querer dar trabajo a la empresa a la que se ha adjudicado la obra, porque ya se sabe que los poderes públicos españoles bajan el sueldo a los funcionarios o a todos los asalariados (mediante la subida del IRPF) para dar trabajo a las empresas de construcción y dinero a los bancos; incluso el actual gobierno no sólo se conforma con quitar a los pobres y a la clase media para dárselo a los más ricos, sino que incluso tiene la desfachatez de sustraerle dinero a los ciudadanos honrados mientras permite que se vayan de rositas quienes defraudan grandes sumas. ¿Quién ha dicho hace poco que el marxismo ya no tenía vigencia? Si no la tiene, desde luego, debería tenerla.

Volviendo a las aceras: en tiempo de crisis sabe especialmente malo que los citados poderes públicos se gasten el poco dinero que hay en cambiar unas aceras que están en buen estado cuando unos metros más allá no sólo las hay más deterioradas sino que pueden verse, incluso, trozos de calle sin pavimentar. ¿A quién corresponden estas decisiones? ¿No tiene el Ayuntamiento técnicos que digan qué aceras están en buen estado y cuáles están mal? ¿O es que los políticos no hacen caso a los técnicos?

(Publicado por Heraldo de Soria el 11 de abril de 2012).

De Guindos y los inversores


Leo en El País que “el ministro de Economía, Luis de Guindos, se verá con el gobernador del BCE, Mario Draghi, e inversores internacionales en París y Fráncfort”. Comprendo que el ministro español de Economía se reúna con los ministros de economía de otros países europeos, incluso entiendo que se entreviste con el gobernador del Banco Central Europeo. Pero a los inversores internacionales ¿quién los ha elegido para merecer entrevistarse con un ministro de economía y para que éste haga un viaje internacional con tal propósito?

jueves, 17 de febrero de 2011

Entre bromas y veras


En un brillante ejercicio de pirotecnia literaria (“Rico, al paredón”, EL PAÍS, 13-02-2011), Javier Cercas defiende a Francisco Rico afirmando que el polémico enunciado del profesor, filólogo y académico barcelonés ("en mi vida he fumado un solo cigarrillo") no es mentira sino broma. Es curioso que Cercas haya sido la única persona capaz de captar que la frase no iba en serio, pues no sólo los numerosos lectores que protestaron por la presunta mentira no fueron capaces de entenderlo así, sino tampoco el propio Rico, a juzgar por las explicaciones que dio a la Defensora del lector del citado diario y que iban por otros derroteros.

domingo, 23 de enero de 2011

García Prieto y el sistema educativo español


Los malos resultados que los escolares españoles cosechan en el Informe PISA año tras otro no hacen cambiar de opinión a los nuevos pedagogos y a los políticos que los apoyan, que suelen salirse por la tangente con afirmaciones del tipo de que “los resultados no son tan malos”, “hay más diferencia entre los buenos y los malos alumnos de un país que entre un país y otro” o “nuestra región está a la cabeza de España y a la altura de los mejores países”.

Parece ser que los citados pedagogos y políticos no se dan cuenta de que estos malos resultados coinciden en el tiempo con la alianza entre una sociedad mucho más permisiva que la de hace unos años y dos leyes educativas siamesas: la LOGSE y la LOE. Digo yo que alguna relación habrá. Conceptos como la comprensividad, la promoción automática, la búsqueda de la igualdad de resultados y el “aprender a aprender” han tenido consecuencias como la rebaja en el nivel de los contenidos; la menor importancia de éstos en favor de procedimientos, métodos y actitudes; la pérdida de horas de asignaturas fundamentales en favor de dudosas asignaturas optativas o de nuevo cuño; la pérdida de autoridad del profesor; la asignación de un número considerable de profesores para prestar apoyos a alumnos que no quieren esforzarse mientras nadie atiende a los alumnos que destacan; la postración de los equipos directivos a los pies de los padres a la mínima queja de sus hijos, etc.

Pues bien, el veterano matemático y político Emilio García Prieto (en una carta publicada por El País el 20-01-2011), no satisfecho con los devastadores efectos de estas reformas, pide lo siguiente: “Para mejorar nuestra economía es imprescindible mejorar el factor humano, y eso es imposible si seguimos "castigando" a nuestros jóvenes a permanecer sentados en una silla durante seis o siete horas diarias escuchando trivialidades, si seguimos evaluando sus capacidades a través de exámenes escritos, la mayoría de las veces memorísticos, y si seguimos sin contar con ellos en las aulas. Nuestra economía necesita reformas pero nuestra educación necesita una auténtica "revolución": pasar de la educación del siglo XIX a la del XXI. Necesitamos jóvenes educados en el espíritu emprendedor, innovadores, creativos, con competencia digital, expertos en resolver problemas y acostumbrados a actuar en situaciones cambiantes. Desgraciadamente no es eso lo que produce nuestro actual sistema educativo.”

No sé cómo interpretar estas palabras de García Prieto. Llevamos cerca de quince años gobernados por dos leyes (la LOCE apenas hizo nada por romper este estado de cosas) que propugnan exactamente lo que García Prieto pide para nuestro sistema educativo. Una de dos: o García Prieto no se ha dado cuenta de que el fracaso del sistema educativo español es consecuencia de la aplicación de ideas similares a las suyas o este sistema es tan nefasto que no solamente no complace a personas partidarias de métodos pedagógicos “antiguos” (como yo), sino tampoco a pedagogos de la misma cuerda que los que perpetraron la LOGSE y, más tarde, la LOE (léase García Prieto).

Los magníficos resultados de Corea del Sur en el último informe PISA han demostrado que un elevado índice de exigencia y que los métodos que los nuevos pedagogos tildan de anticuados y memorísticos no son tan malos como parecían a primera vista. A diferencia del sistema español, cuyos prebostes preconizan con descaro la igualdad de resultados (en torno al cinco, claro), en Corea se apoya a los alumnos que destacan y sus buenos resultados elevan la media, cosa que parece de cajón. Es cierto que los defensores de la nueva pedagogía me podrán decir que Finlandia (el país que mejores resultados cosechó en las anteriores ediciones del citado informe) tiene un sistema educativo inspirado en principios similares a los de la LOGSE y la LOE, pero también es cierto que en el país escandinavo estos principios se llevaron a cabo con muchos más medios, los profesores están mucho más motivados que sus homólogos españoles y el prestigio de que gozan en la sociedad finesa es mucho mayor que el que los docentes de nuestro país.

Tal vez lo importante no sea seguir unos u otros métodos, sino el llevarlos bien a cabo. ¿Es ese el motivo de que García Prieto pida que hay que llevar a cabo lo que en teoría ya se ha hecho, como si no se hubiera hecho?

miércoles, 27 de enero de 2010

Ana Vega Toscano, nueva directora de Radio Clásica


Según informa El País de hoy,

http://www.elpais.com/articulo/Pantallas/Cambios/cupula/Radio/Nacional/elpepurtv/20100128elpepirtv_1/Tes

"Ana Vega toma el relevo de Fernando Palacios, al frente de Radio Clásica."

Deseo una larga vida a Ana Vega Toscano como directora si hace lo que tantos melómanos esperamos de ella: hacer que vuelva la Radio Clásica de antes, pero aportando, sin excesos, su propio sello. Pido que, a diferencia de su antecesor, se aleje de la tentación de hacer cambios y experimentos con gaseosa.

Espero que se deje llevar por la cordura y buen criterio que ha mostrado hasta ahora y que escuche a las 107 personas que protestamos en su momento por la desaparición de cierto programa, a las 156 que protestamos por la entonces nueva programación de Radio Clásica en su conjunto, a los 200 firmantes del manifiesto "Salvemos RNE" y a los -hasta el momento- casi 600 miembros del grupo de Facebok titulado “Por la vuelta de la Radio Clásica de antes”.

Copio aquí la declaración de intenciones de este último grupo para pedirle a Ana Vega que ninguna injerencia extraña ni ninguna orden de arriba le obligue a ignorar nuestra propuesta, que espero que sea también la suya:

“Pedimos que el objetivo de Radio Clásica siga siendo emitir música clásica (y no "las músicas que no emiten el resto de las emisoras comerciales al uso" ni contenidos extramusicales) y que los programas sean encomendados a los profesionales más competentes que sea posible.”

Gracias, desde aquí, a todas personas que os habéis unido al citado grupo de feisbuc, grupo que tal vez haya sido sólo un granito de arena en la sorprendente decisión de Benigno Moreno, pero que quizá ha sido un capítulo más o menos importante en la lucha que tantos oyentes de a pie (Enrique Castro, yo mismo o tantos otros) hemos estado llevado a cabo los dos últimos años en diversos foros en pro del modelo de Radio Clásica que tan acertadamente defendieron en su momento José Manuel Berea o Arturo Reverter.

miércoles, 13 de enero de 2010

Veinte discos que me han marcado (según una sugerencia de Ana de la Robla)


Esa polifacética dama de las culturas cántabra y universal que es Ana de la Robla ha publicado en su perfil de Facebook una lista de los veinte discos que la han marcado, a la par que nos ha animado a más personas a que hagamos lo propio. La condición era que no había que pensárselo mucho, requisito que me ha parecido bien. Por más que Ana haya podido no pensarlo en ese sentido, a mí la cosa me recuerda a eso de "cinco discos para llevarte a una isla desierta", aunque el hecho de que sean veinte le da a uno bastante más holgura. Una vez publicada la lista en feisbuc, se me ha ocurrido publicarla aquí también.

1) Perotin, Obras. The Hilliard Ensemble, ECM.
2) La Reverdie, Bestiarium. Cantus.
3) Missa Cantilena, Mala Punica. Pedro Memelsdorff, Erato.
4) Cara, Tromboncino y otros, Barzellette. Retrover, Markus Tapio, opus 111.
5) Josquin, Motetes, Stabat mater. La Chapelle Royale, Herreweghe, Harmonia Mundi.
6) Palestrina, The Palestrina 400 Collection. Tallis Scholars, Peter Phillips, Gimell.
7) Monteverdi y otros, De amore e tormenti. Dúo Andueza-Fernández. NB Records.
8) Matteis y otros, An Excess of Pleasure. Palladian Ensemble, Linn.
9) Vivaldi, Las cuatro estaciones. Carmignola, Sonatori della Gioiosa Marca, Divox.
10) Bach, La Pasión según san Mateo. Kart Richter II (Mathis-Baker-Schreier-Dieskau-Salminen), Archiv.
11) Haendel, El Mesías. Pinnock (Augeer, Von Otter, Chance, Crook, Tomlinson), Archiv.
12) Mozart, La flauta mágica. Solti I (Lorengar, Burrows, Deutekom, Prey, Talvela). Decca.
13) Beethoven, Sinfonías, Orquesta de Cleveland, Szell. Sony.
14) Schubert, La bella molinera, El viaje de invierno, El canto del cisne, Fischer-Dieskau y Moore II, DG.
15) Chopin, Nocturnos. Arrau, Philips (alternativas: los dos Conciertos para piano, con Zimerman tocando y dirigiendo, o la Balada nº 4, también por Zimerman).
16) Tchaikovsky, Sinfonías 4, 5 y 6. Mravinsky, DG.
17) Puccini, Tosca. De Sabata (Callas-Di Stefano-Gobbi). EMI.
18) Schoenberg, The Arnold Schoenberg Exposition. Varios intérpretes, Sony.
19) Luis de Pablo, Senderos del Aire y otras obras, Tadaaki Otada, Col legno.
20) The Beatles, álbum rojo y álbum azul (recopilatorios). EMI.

lunes, 4 de enero de 2010

Ha muerto Vjekoslav Sutej


A través de www.mundoclasico.com (revista virtual en la que colaboro desde hace unos meses) me entero de la triste noticia de la muerte del que fuera el primer director titular de la Orquesta Sinfónica de Sevilla, el croata Vjekoslav Sutej.

Estuve viviendo en Sevilla entre los años 1989 y 1993, y pude asistir como espectador a la creación y a las primeras temporadas de la Sinfónica. Por aquel entonces sólo había en España tres orquestas de un cierto nivel: la Nacional y la RTVE en Madrid, y la Ciudad de Barcelona en la ciudad condal. Acostumbrados a orquestas de aficionados en el resto de las ciudades españolas, escuchar los primeros conciertos de una orquesta de la categoría de la Sinfónica de Sevilla era como asistir a un milagro. Sutej no sólo fue su primer titular, sino que escuchó uno por uno en las audiciones a los que serían más tarde sus componentes. En aquellos primeros años sevillanos sin ópera no pude comprobar la acreditada fama que Sutej tenía dirigiendo en el foso, aunque sí pude disfrutar de sus extraordinarias, precisas y vigorosísimas ejecuciones del nacionalismo ruso (Tchaikovsky, Rimski-Korsakov, Stravinsky, Prokofiev) y del posromanticismo alemán (Mahler y Richard Strauss). El público era prácticamente unánime en alabar la maestría del croata (cuando venían directores invitados, salvo Víctor Pablo Pérez, la orquesta siempre sonaba peor) y tan sólo un crítico, que ahora se hace el sueco, se atrevió a poner en entredicho su calidad, con generalizaciones de trazo grueso que tal vez provinieran de no saber separar lo personal (algún desencuentro dicen que hubo) y lo profesional.

Descanse en paz.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

La música y sus fronteras


Una de las manifestaciones –y no de las peores- de lo políticamente correcto es el afán de valorar producciones artísticas subestimadas hasta hace poco, bien por provenir de civilizaciones alejadas de Occidente o por pertenecer a la cultura popular. Pero esta sana valoración positiva ha tenido una consecuencia mucho más discutible, cual es la de creer que no existen fronteras ni divisiones entre unas y otras manifestaciones artísticas.

Sin duda, es el afán por valorar de un modo positivo lo popular lo que ha provocado que no se quieran ver las diferencias que existen entre lo popular y lo culto. Pondré tres ejemplos de esta postura: el primero, un sesudo artículo, publicado en Internet, que identifica a Björk con Karlheinz Stockhausen. El segundo, una afirmación del actual director de Radio Clásica, Fernando Palacios: “¿Qué es música clásica? ¿Quién sabe qué es música clásica? ¡Yo no sé qué es música clásica!”. Y el tercero, un reciente artículo de Antonio Muñoz Molina, en el que el escritor jiennense argumenta lo siguiente con su prosa ejemplar: “Críticos, programadores, teóricos, legisladores de la modernidad, dividen la música en territorios estancos, en escuelas incompatibles entre sí: o tradición o vanguardia, o música popular o música culta, o ruptura o folclore (…) Esas fronteras, tan queridas por los pedantes, o por los que aspiran a expedir certificados de vanguardismo o autenticidad, no han existido nunca para los músicos de verdadero talento, que son siempre más abiertos y más generosos que los discípulos fundadores de ortodoxias.” (Antonio Muñoz Molina, “Músicas de un siglo”, El País, 03/10/2009). La influencia de la música popular en muchas músicas cultas ha sido esgrimida por Muñoz Molina y otros pensadores para justificar la no diferenciación entre unas y otras músicas cuando es, precisamente, uno de los mejores ejemplos de la existencia de estas fronteras: sin ir más lejos, los compositores nacionalistas del siglo XIX se diferencian de otros compositores contemporáneos suyos solamente porque aquéllos son influidos por la música tradicional de su país y éstos no. Prescindir de estas fronteras supondría tener que dejar de hablar de nacionalismo en música y suprimir este capítulo de los manuales.


Exceptuando el caso de Palacios (para quien “ampliar el concepto de música clásica” es un recurso interesado que pretende justificar la emisión en Radio Clásica de músicas que hasta entonces no se habían emitido), en los demás casos nos encontramos con declaraciones de buenas intenciones por parte de melómanos, declaraciones que no se ven ratificadas por el análisis técnico de estas músicas: las fronteras existen, por más que las influencias entre unos y otros tipos de músicas hayan sido constantes y muy fructíferas. Así, el genial divulgador Pierre Charvet desmontó con su habitual clarividencia la identificación entre Björk y Stockhausen en poco más de un minuto de su Mot du jour. La afirmación de Fernando Palacios, por otra parte, quedó en entredicho cuando éste dijo en su propio programa que Luisa Fernanda, de Moreno Torroba, destacaba por su equilibrio entre lo culto y lo popular. ¿No había dicho antes que no sabía qué era lo culto? Y, por último, Muñoz Molina, dos años antes de defender la inexistencia de fronteras entre la música culta y la música popular, reconocía implícitamente en otro artículo su existencia, al comparar favorablemente a los intérpretes de música popular cuando cantan o tocan música culta con los intérpretes de música culta cuando cantan o tocan música popular (Antonio Muñoz Molina, “Adefesios”, Scherzo, octubre de 2007).

No quiero aburrirles con las diferencias técnicas que hay la música culta y la música popular urbana: no quiero alargar más este artículo. Otra vez será. Y si no, escuchen el citado Mot du jour de Pierre Charvet en los archivos virtuales de France Musique.

miércoles, 8 de abril de 2009

Carta abierta a la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, sobre el deterioro de Radio Clásica

Estimada señora Ministra:

Sabemos, por su participación en el programa Juego de Espejos, que usted es melómana y oyente asidua de Radio Clásica. Por ello, me permito la libertad de hacerle llegar esta carta con la esperanza de que atienda mis peticiones.

Como usted bien sabrá, el descontento que ha provocado en muchos oyentes la actual situación de Radio Clásica se ha visto reflejado en una cantidad de protestas que nunca antes (ni siquiera durante el mandato del mediocre Adolfo Gross) había generado esta emisora. Entre septiembre y noviembre de 2008, el diario Público (09-09-08) y la revista especializada Scherzo (11-2008) publicaron una carta firmada por 107 personas (entre ellas un conocidísimo escritor y varios compositores, intérpretes y musicólogos de reconocido prestigio) en la que los firmantes protestábamos contra la supresión del programa misceláneo nocturno La noche cromática; el 14 de octubre del mismo año, La Vanguardia publicó una nueva carta en la que 156 personas hicieron ver su descontento global con la nueva programación de Radio Clásica. En todos los foros externos de Internet que han dedicado hilos a esta emisora las protestas contra la nueva dirección de Radio Clásica son abrumadoramente mayoritarias; incluso en el propio foro de esta emisora (en el que la presencia encubierta de personas allegadas a la actual Radio Clásica es superior a otros foros) las quejas predominan sobre los mensajes de apoyo. La propia Defensora del Espectador de RTVE, Elena Sánchez Caballero, podrá informarle si se lo pide del número de quejas recibidas relativas a la actual Radio Clásica.

Estas quejas tienen que ver con diversos aspectos de la nueva programación: la irritante mezcla de música clásica con músicas no cultas en horario de máxima audiencia (tal vez sea ésta la queja más unánime y más persistentemente formulada); la menor calidad de la mayor parte de los nuevos colaboradores en relación con otros prejubilados (a causa del famoso ERE), despedidos (como Jacobo Durán-Loriga y María Santacecilia) o infrautilizados (como José Luis Pérez de Arteaga y como su admirada Ana Vega Toscano, que pasó de tener un programa diario a uno semanal y ha dejado de transmitir muchos conciertos en beneficio de otros comentaristas menos expertos); el exceso de comentarios hablados frente a las emisiones de música; la presencia de contenidos no musicales en varios programas; la tendencia a cortar las obras y a hablar mientras la música se sigue emitiendo; la emisión de obras sin citar títulos, autores ni intérpretes al terminar las mismas; una cierta intención didáctica (para buscar nuevos públicos) que sólo ha supuesto una rebaja en los contenidos de la emisora, con una menor variedad en la elección de obras y una mayor insistencia en el repertorio más trillado; el excesivo protagonismo que el propio Palacios ha asumido en la cadena que él mismo dirige (con un programa que se emite simultáneamente en Radio Clásica y Radio Nacional y se repone por las noches, la recuperación de un programa antiguo, locución, publicidad explícita de la colección de discos que protagoniza y dirige en algún programa…), etc.


Como usted podrá comprobar en los foros, estas protestas contra la nueva programación de Radio Clásica no han cesado con el paso del tiempo. La actitud de Fernando Palacios, lejos de ceder en algunos aspectos o de intentar negociar con los descontentos, ha sido la de “mantenella y no enmendalla” y la de recurrir a los procedimientos más arteros y antidemocráticos (él, que presume de progresista y moderno) para intentar acallar las críticas: en primer lugar, mintió en la prensa cuando dijo que Durán Loriga y Santacecilia habían pactado su propio despido (Scherzo, noviembre de 2008) o cuando inventó una supuesta encuesta, “en la que los oyentes manifestaron su adhesión incondicional a esta "nada nueva" manera de programar” (La Vanguardia, 15-10-2008). En segundo lugar, Palacios pidió a la responsable de la página web de Radio Clásica que suprimiera el foro de la citada web, cosa a la que ella no accedió. En tercer lugar (y ante la imposibilidad de suprimir el foro), Palacios ha consentido que se ejerciera la censura en el citado foro, borrando mensajes críticos contra la nueva programación. En cuarto lugar, Palacios ha consentido igualmente que personas muy allegadas a él o a los nuevos colaboradores de la emisora, encubiertos bajos diversos seudónimos, insultaran en éste y en otros foros a personas críticas con la nueva programación e incluso a antiguos colaboradores de la Casa despedidos por él, violando así las normas de conducta del propio foro, en el que nadie ejerce las tareas de moderador, aunque nos consta que varias personas tienen el cometido de ocuparse de él (la periodista Marta Pastor, el musicólogo Miguel Morate e incluso una empresa privada que se ocupa del mantenimiento de la web). En quinto lugar, Palacios ha consentido igualmente que en estos foros se propagaran falsos rumores, como decir que los despidos de Durán-Loriga y Santacecilia obedecían a cuestiones económicas (atribuyéndoles unos sueldos muy superiores a los que en realidad cobraban) o como tildar a todas las personas críticas con las nueva programación de personas retrógradas, extremadamente conservadoras e incluso con ideas políticas de extrema derecha, aglutinados en torno a la página web Periodista Digital. En sexto lugar, Palacios ha intentado disimular la cuantía de sus cambios, atribuyendo la condición de ‘casi-clásicas’ a las músicas no cultas que se están emitiendo (como Amy Winehouse, que disfrutó de un programa monográfico en horario de máxima audiencia) y diciendo que se emiten en “un ínfimo porcentaje”, cosa no tan cierta como afirmó. Por último, Palacios ha intentado minimizar la importancia de todas estas protestas atribuyendo impropiamente a los despedidos Jacobo Durán-Loriga y a María Santacecilia la función de promoverlas y alentarlas, tal y como dijo en una entrevista concedida a La Voz de España el 12 de noviembre de 2008. Estas protestas son en realidad espontáneas y provienen de muchos oyentes individuales descontentos con la actual Radio Clásica

Si Palacios está consiguiendo su objetivo de encontrar nuevos públicos, lo está haciendo a costa de la renuncia a seguir escuchando Radio Clásica por parte de un número aún mayor de oyentes de toda la vida, pues los únicos datos que el ciudadano de a pie dispone sobre la audiencia de Radio Clásica indican una ligera bajada sobre el período equivalente del mandato de su antecesor, José Manuel Berea (110.000 oyentes diarios entre febrero y noviembre de 2008, frente a los 111.000 del mismo período del año anterior). De cualquier manera, sí ha sido significativa la bajada en Radio Nacional de los índices de audiencia de Música sobre la marcha (el programa dirigido y presentado por el propio Palacios) respecto a su antecesor, los Clásicos Populares, de Fernando Argenta, persona a la que ninguno de los actuales directivos de RTVE ha querido mantener en antena. No podemos contrastar la veracidad de varios mensajes en los foros que apuntan a una continua caída en los índices de audiencia de Radio Clásica en los meses posteriores a la última medición del EGM hecha pública.

Hemos sido muchos los oyentes que hemos hecho ver en la prensa y en los foros nuestro descontento con la actual situación de de Radio Clásica con la esperanza de que Fernando Palacios cambiara su actitud y volviera a restituirnos la Radio Clásica de siempre, la que nosotros amábamos y la que era una parte importante de nuestras vidas. Todo este esfuerzo ha sido vano y ya no albergamos esperanza alguna de que Palacios dé marcha atrás, lo que nos lleva, señora ministra, a rogarle encarecidamente que lo destituya cuanto antes y que ponga en su lugar a una persona competente y prudente que nos devuelva la Radio Clásica que amábamos: la de antes, la de toda la vida.

Atentamente,

José del Rincón

Si algún lector lo desea, puede utilizar esta carta como modelo, copiando y modificando su contenido, para redactar otras cartas con la finalidad de enviarlas por correo postal a la nueva Ministra de Cultura en los próximos días.

sábado, 14 de marzo de 2009

A vueltas con la supresión de 'La noche cromática' (respuesta a Juan Rosas)


El musicólogo Juan Rosas, en su bitácora Viva Radio Clásica, escribe un extenso comentario sobre la supresión de La noche cromática en el que se dirige a mí, como persona que encabezó una carta (publicada en su momento por Público y por Scherzo) en la que 107 personas protestamos contra la supresión del citado programa misceláneo. Le agradezco la cortesía y me permito responderle aquí mismo.

Dice Juan Rosas que nunca encontró demasiada química entre los presentadores de La noche cromática; yo opino todo lo contrario. Precisamente si la supresión de LNC ha generado tantas protestas ha sido, en buena parte, por la química existente entre Jacobo Durán-Loriga y María Santacecilia. Puede que los conocimientos de esta pareja no sean superiores a los de algunos de los afectados por el ERE, pero es precisamente el entendimiento entre ambos una de las factores que ha hecho que este programa haya sido tan apreciado por su numeroso público. Es difícil que alguno de los nuevos magacines genere la misma química que generaba LNC, pues sus comentarios son leídos y no repentizados; lo demuestra el hecho de que se produce más química cuando alguna de las nuevas presentadoras de RC forma pareja con Palacios en Música sobre la marcha que cuando está al lado de su compañero de magacín, al no poder leer el guión y mostrarse así más espontánea. Buena parte de la química entre Jacobo y María venía dada por el sentido del humor que adornaba a ambos, por la aparente lucha de sexos y edades que se traían entre manos y por lo diverso de sus caracteres: frente a la mordacidad de algunos comentarios de Jacobo se contraponía la dulzura de María. En abstracto –y a modo de ejemplo- un programa como Acompasa2 nunca podrá generar tanta química como LNC, pues los comentarios de Martín y de Beatriz son indistinguibles unos de otros, al estar cortados más o menos por el mismo patrón: biografía del autor-historia de la obra-historia del estreno. Aunque no me consuele del todo, debemos alegrarnos de que siga habiendo una pareja "antigua" en Radio Clásica con muchísima química: la formada por los excelentes Gonzalo Pérez Trascasa y Ramón Marijuán, única pareja no mixta de la actual programación.

Sigue diciendo Rosas: “en todo caso, no puedo estar de acuerdo con la campaña de Pocho (…) porque creo que se retiró de parrilla a profesionales de un nivel aún superior como José Iges, Aracil o Araceli y nadie dijo nada (…). De hecho, nadie ha organizado campañas a favor de éstos, ni ha montado todo este aparato, cuando lo merecían si acaso mucho más que Jacobo y María (al menos, por tener muchos años más de experiencia).” Si ello fue así, se debe a dos motivos: en primer lugar, porque yo fui el promotor de la recogida de firmas y yo fui quien decidió el tema de la protesta (la supresión de LNC y el consiguiente despido de Jacobo y María) porque me lo pedía el alma; en segundo lugar, porque todos los demás profesionales que cita Rosas se acogieron voluntariamente a la prejubilación marcada por el ERE; en cambio, La noche cromática fue suprimida (y Durán-Loriga y María Santacecilia despedidos de Radio Clásica) en contra de su voluntad, lo cual es bien distinto. Lo que no quita que yo no aprecie a García del Busto, Pepe Rey, Aracil, Iges y tantos otros funcionarios de la Casa acogidos al ERE, al igual que algunos de los firmantes de la carta, que, a la par que suscribían el texto, se solidarizaban también en sus correos electrónicos privados con estos valiosísimos comentaristas. Y no sólo protestamos en su día contra la ausencia de ciertos trabajadores, sino contra la infrautilización de dos magníficos profesionales aún en activo como Pérez de Arteaga y Ana Vega Toscano, que han visto mermadas las horas de sus programas y la frecuencia de sus retransmisiones.

Lo que es un asunto de pura discrepancia musical se ha querido ver, para desviar la atención, como un problema económico y político. Para que pareciera un asunto económico se ha propalado intencionadamente la especie de que los artífices de La noche cromática ganaban un dineral (se quería justificar así, en parte, su despido) y que los presentadores de los nuevos magacines son poco menos que mileuristas que demasiado hacen a cambio de lo poco que cobran, porque ningún catedrático va a querer hacer un programa por tan poco dinero. Supongo que Radio Clásica nunca ha tenido el presupuesto que una empresa de sus características merecía, pero también creo que hay varios indicios que demuestran que su situación financiera tampoco es crítica: en primer lugar (y a diferencia de la etapa Berea, en la que sólo LNC estaba presentada por un dúo mixto) los principales programas de la nueva hornada están presentados por parejas, y ya se sabe que un programa presentado por dos es más caro que uno presentado por una sola persona. En segundo lugar, ha aumentado el número de programas con unos títulos de crédito más largos (realizadores, productores y técnicos de sonido). Y en tercer lugar, el propio Palacios ha declarado que una de una de las peticiones que hizo a sus superiores fue la contratación de más técnicos de grabación, para poder transmitir conciertos de más orquestas españolas. Volviendo a los sueldos de Jacobo y María, son exageradas y falsas las cifras que se han publicado en algún foro; por otra parte -y si hemos de creer lo dicho por otro interviniente en uno de los foros citados más abajo- los salarios de los presentadores de los nuevos magacines no son o ya no son los de unos mileuristas, sino unos sueldos bastante dignos, cosa de la que cualquier persona bienintencionada no puede sino alegrarse.

También se han querido politizar las protestas a la nueva orientación de Radio Clásica, adjudicándonos a sus críticos una filiación de extrema derecha y adscribiéndonos al blog de J. C. Deus en Periodista digital. Me consta que Durán-Loriga y María Santacecilia no tienen vínculo alguno con el señor Deus y créanme cuando les digo que la primera vez que yo lo leí fue en el artículo titulado "Radio Clásica peligra". Con Deus sólo tengo en común situarme en contra de la nueva Radio Clásica; por lo demás, Deus pide más música y menos palabras y yo no necesariamente, pues siempre que he dado la cara para defender algún programa de Radio Clásica (A contraluz y Música Reservata en su momento, La noche cromática más recientemente) han sido programas “de autor”. Sí es cierto que el blog de Deus era, antes de la creación del foro de Radio Clásica, el principal lugar en el que podíamos expresar nuestros comentarios contrarios a la nueva RC y aún quedan foreros que prefieren este medio por motivos evidentes: hay menos trolls, no hay censura e incluso algunos intervinientes se sienten ahí más a salvo de posibles espionajes cibernéticos que en el foro de RNE, de cuyos responsables no terminan de fiarse.

Otro de las posturas esgrimidas por Rosas y por otros defensores de la actual Radio Clásica es el victimismo, pues creen ser el objeto de comentarios ofensivos y ultrajantes. Perdonen, pero quienes tenemos más derecho a sentirnos víctimas somos nosotros. La nueva generación de Radio Clásica está trabajando muy a gusto en RNE; por el contrario, han sido Jacobo Durán-Loriga y María Santacecilia quienes se han visto obligados a engrosar las listas del paro. Ustedes tienen la Radio Clásica que deseaban tener y disfrutan de ella; nosotros la sufrimos y echamos de menos la de antes. Teniendo la sartén por el mango, toda esta exhibición de victimismo se debe a que no esperaban el aluvión de críticas recibidas o, más bien, a que estas críticas no han amainado con el paso del tiempo. Es cierto que algunos comentarios aparecidos en el citado blog de Periodista digital son, sí, duros, pero no recuerdo yo que sean especialmente ofensivos ni insultantes. En cambio, me parece intencionado que Juan Rosas omita el hecho de que el foro de Radio Clásica está lleno de trolls partidarios de la nueva programación que sí han llegado a insultar a sus detractores, tanto a quienes escriben -como ellos- bajo seudónimo, como a personas de carne y hueso como quien firma estas líneas; estos mismos trolls han intentado recalar también en el foro de Deus, aunque con menor fortuna. Frente a lo que dice Rosas, nadie ha tildado de usurpadores, que yo sepa, a los artífices de los nuevos magacines, aunque las comparaciones con la defenestrada Noche cromática son lógicas e inevitables. Recién despedidos Durán y María Santacecilia, Palacios pintó de color de rosa la aparición de una “nueva generación de Radio Clásica” que iba a ser poco menos que la reencarnación de José Luis Téllez con la lozanía y la belleza de la juventud; la constatación de que estos colaboradores tampoco eran lo que se esperaba de ellos suscitó los inevitables comentarios e hizo que no nos olvidáramos de LNC.

Ironiza Juan Rosas sobre la existencia de la censura en el foro de Radio Clásica (“según dicen”, espeta el musicólogo). Aunque ningún mensaje mío ha sido suprimido, yo he visto en vivo y en directo la supresión de algún mensaje al poco de ser publicado y doy crédito a otros foreros que sí han sufrido cómo se borraba alguno de los suyos (uno de ellos, Pocoyo_Pato, no es en absoluto una persona sospechosa de criticar la nueva programación, lo que demuestra, por otra parte, la torpeza de la mano que borra). Mientras críticas serias y respetuosas a la nueva orientación de RC han sido suprimidas inmisericordemente, mensajes ofensivos dirigidos contra personas de carne y hueso (y contrarios a las normas de respeto que deben imperar en cualquier foro) siguen colgados sin que nadie haga nada por evitarlo.

Creo que, de forma injusta, Juan Rosas mete en el saco de quienes critican con malas maneras a la nueva RC a Enrique Castro, y critica el título de su nueva bitácora, en la que Castro enarbola el lema “Salvemos Radio Clásica”. Mire, Juan: los títulos han de ser breves por necesidad, y cada cual entiende por Radio Clásica lo que quiere entender. Cuando Castro –siguiendo el modelo de la plataforma Salvemos La noche menos pensada- dice “Salvemos Radio Clásica”, se refiere a la Radio Clásica que él y yo amábamos: la anterior a la llegada de Palacios como director. Del mismo modo que cuando Juan Rosas dice “Viva Radio Clásica”, se refiere a la nueva Radio Clásica. Igual de legítimo.

Por último, Juan Rosas se refiere de forma reiterada al “cataclismo” que ha supuesto el reciente ERE para Radio Clásica; a este respecto, yo quiero recordarle las sorprendentes declaraciones que Palacios efectuó a la revista virtual OpusMúsica, en las que afirma lo siguiente a propósito del citado expediente de regulación de empleo: “FP.- De hecho, Radio Clásica se quedó en el esqueleto, casi sin personal (…) Debido a esto, todos los cambios que se han realizado en la emisora han podido hacerse desde la base. OM.- Sin esa coyuntura ¿hubiera podido hacerse una renovación de la programación como la que se ha puesto en marcha? FP.- No lo sé; algo hubiera podido hacerse. Pero, desde luego, yo no hubiese aceptado hacerme cargo de ellas en las anteriores circunstancias.”

Otros creemos que el cataclismo, otro cataclismo, podría haber sido evitado.

martes, 10 de febrero de 2009

Pierre Charvet y 'Le mot du jour'


No es mi intención extenderme demasiado sobre la actual situación de Radio Clásica. Aunque no es lo único que podría decir de ella, debo confesar que varios programas (algunos de los cuales se emiten en horario de máxima audiencia) mezclan la música clásica con otras músicas populares. Escuchar esas mixturas a esas horas me produce (y no soy el único) un doloroso desconcierto.

Así las cosas, busqué refugio en France Musique. La cosa no estaba mucho mejor, pues las músicas populares estaban presentes en una proporción similar a la de la actual Radio Clásica, y los contenidos extramusicales aparecían todavía más que en la emisora española. Sin embargo, creo que no me equivoco si digo que la calidad de los comentaristas es mayor en France Musique, sobre todo si paramos mientes en colaboradores de la talla de Alain Pâris, de Jean-François Zygel o de Pierre Charvet.

Tras las sucesivas desapariciones de A contraluz, Música reservata y La noche cromática, uno se encontraba huérfano de un apasionante programa de radio con el que implicarse a fondo. Y ha sido Le mot du jour, de Pierre Charvet, el programa que ha ocupado el lugar que dejaron vacante en mi vida los programas españoles que acabo de mencionar. En Charvet se alía una sólida formación como compositor (adquirida sobre todo en el IRCAM de París y en la Manhattan School of Music de Nueva York) con unas innatas dotes como pedagogo. Charvet habla con una mezcla casi imposible de espontaneidad y aplomo y con un entusiasmo entreverado de ese buen humor que sólo tienen los más grandes. Un ejemplo –entre tantos otros- de su talento se pudo ver cuando explicó algo tan complejo como la isorritmia del Ars Nova con un ejemplo sonoro de desarmante sencillez. Charvet no duda en recurrir al piano o en cantar con su propia voz para dejar más claras aún sus explicaciones: entonces me parece mejor, si cabe. Gracias, Pierre.

Los acuerdos de Bolonia y la formación en valores

Cuando fue promulgada la LOGSE, muchos profesores vaticinamos el desastre que se avecinaría en la enseñanza secundaria. A pesar de la percepción negativa de buena parte de la sociedad, refrendada por los malos resultados de los alumnos españoles en el informe PISA, Zapatero no sólo no rectificó (pues la LOE es casi un mero calco de la LOGSE), sino que él y los demás presidentes de gobierno de los países europeos van a extender el destrozo educativo a la Universidad con la firma de los acuerdos de Bolonia. Según estos acuerdos, se va a unificar la estructura de todos los estudios universitarias en los países firmantes, con la implantación de carreras de cuatro años en las que el primer curso consiste en una especie de enseñanzas comunes, el cuarto en prácticas no remuneradas y tan sólo el segundo y el tercero constan de materias específicas de cada carrera. El resto de la formación quedaría en manos de unos másteres mucho más caros que las actuales matrículas de la universidad pública, aunque los gobiernos insisten en que éstos no son necesarios para poder trabajar. Por otra parte, las citadas prácticas van a suponer unos acuerdos con empresas privadas que irán en detrimento de las carreras -como las de letras- cuyas salidas no son el trabajo en tales empresas.

Al igual que sucedió con la secundaria, la reacción en contra de los acuerdos boloñeses por parte de profesores y alumnos universitarios ha sido fuerte, aunque no les faltan defensores, como el neumólogo y profesor de Medicina Pere Casan, que en una carta a El País (14/01/09) pide que “partamos de cero y hagamos el cesto con los mejores mimbres. Que los profesores sepan leer, escribir, hablar, disciplinarse, trabajar cerca de los alumnos, ser creativos, humanistas, conozcan otras lenguas y otros países y, fundamentalmente, transmitan valores”.

Señor Casan: si algún día tengo que ponerme en manos de algún antiguo alumno suyo, me conformo con que usted le haya transmitido, fundamentalmente, conocimientos de medicina. Respecto a los valores, me doy por satisfecho con los que hayan podido inculcarle sus padres.

jueves, 5 de febrero de 2009

Los Beatles


Si tuviera que elegir cuál es mi música popular preferida, ésta sería, con mucha diferencia, la de los Beatles. Creo que los Beatles son, en cuanto a la calidad, un fenómeno sin parangón en el mundo de la música popular urbana de todos los tiempos. Me parece ocioso el intento de compararlos con los Rolling Stones: quienes prefieren -y son unos cuantos- a los Rolling antes que a los Beatles están seguramente condicionados por razones extramusicales y por esa maldita manía de decir que los Beatles son “blandos”. Y aunque lo fueran, ¿por qué lo blando ha de ser peor que lo duro? Que me den razones objetivas para demostrar que lo blando es intrínsecamente malo. Como dijo el gran Diego A. Manrique, entre unos y otros “no hay color”. Los Rolling pudieron crear cuatro o cinco canciones memorables (Satisfaction, Paint it, Black, Wild horses, Brown sugar...) pero muchas otras mediocres, a diferencia de los Beatles, excelsos en casi todo lo que hicieron.

Las canciones de los primeros tiempos de los Beatles no diferían demasiado de las de otros grupos de su época, salvo en su calidad. Pero casi tan admirable como esta enorme calidad fue su constante evolución: sus canciones fueron haciéndose más complicadas armónica y formalmente, hasta llegar a un grado de complejidad y disonancia insólito en el pop y el rock.

Últimamente estoy volviendo a explicar los elementos básicos de la teoría del lenguaje musical en un curso de la ESO al que hacía años que no daba clase; por variar un poco el estilo de los ejemplos auditivos, intento buscar algunos en la música popular urbana. Y siempre son los Beatles los que me suministran esos ejemplos. ¿Compás ternario, tan escaso en el pop y el rock? You’ve got to hide your love away, Norwegian wood. ¿Mezcla de compás binario y ternario? We can work it out, Lucy in the sky with diamonds. ¿Homofonía a capella? El principio de Nowhere man. ¿Contrapunto? El principio de Paperback writer. ¿Instrumentos musicales de otras culturas? La citada Norwegian wood, Strawberry fields forever. ¿Una orquesta de cuerda? Eleanor Rigby. ¿Un solo de trompeta en estilo barroco? Penny Lane. ¿Disonancias propias de la música contemporánea? El final de la citada Strawberry fields forever y A day in the life. ¿Sonido ambiental grabado? A day in the life otra vez.

Por si fuera poco, el genial Pierre Charvet ha encontrado en los Beatles el que posiblemente sea el único ejemplo de una tercera de picardías que hay en la música popular urbana. En suma: si nos dedicamos a estudiar a los Beatles desde un punto de vista analítico, veremos que son muchos los elementos constitutivos de la música que se encuentran en ellos y en ninguna otra música popular urbana. Hasta en eso eran geniales.

viernes, 15 de agosto de 2008

La Noche Cromática desaparece (por desgracia)


La noticia se ha confirmado: Jacobo Durán-Loriga (que comparte la dirección y la presentación de La Noche Cromática con María Santacecilia) ha dicho durante la emisión de su propio programa que éste dejará de emitirse a primeros de septiembre.

Quien quiera firmar una carta de protesta contra la supresión de este programa para enviarla a un periódico de difusión nacional, que me envíe un correo electrónico a rinconpocho@yahoo.es. Os responderé con el texto de la carta para que, si os parece bien, lo firméis.

Un saludo.

domingo, 4 de mayo de 2008

¿Desaparecerá La Noche Cromática?

En los mentideros musicales madrileños circula el rumor de que el programa de Radio Clásica La Noche Cromática tiene las noches contadas. No ha habido ninguna comunicación oficial de RNE en este sentido: se trata, lisa y llanamente, de un rumor.

La Noche Cromática es una de las mejores cosas que me han pasado en los últimos cuatro años. Estoy gozosamente enganchado a este programa, y mis infidelidades hacia él son contadas: alguna cena y, sobre todo, la asistencia a algún concierto en vivo. LNC ha conseguido formar parte de mi propia vida.

Confío en que eso que circula por ahí sea, como decía Javier Krahe, un burdo rumor. Un pajolero bulo, vamos. Espero que cuando se presente la nueva programación de Radio Clásica, mi programa favorito siga ahí, para los restos.

Si alguien sabe algo más sobre el asunto, que deje un comentario en esta entrada.

lunes, 21 de abril de 2008

Respuesta a José María, del Camino Neocatecumenal



Hace poco me llegó al correo electrónico la notificación de un nuevo comentario en mi bitácora. Sospeché que se trataría de un exabrupto más de algún alumno, escrito en la incomprensible jerga de los SMS, pero me sorprendió encontrarme con un largo comentario bien escrito y firmado por José María, un miembro del Camino Neocatecumenal residente en Madrid. Por su interés, decido contestarle en una entrada aparte, en vez de en la sección de comentarios:

Comienza José María así su comentario: “Querido Pocho: me parece que eres un pobre hombre que no tiene ni idea de lo que escribe y que ha escrito este artículo porque se aburría o para ocupar espacio.” ¿No tengo ni idea de lo que escribo? Creo que la suficiente como para poder expresar mi opinión sobre lo que escribo, le guste o no a quienes me tachan de ignorante. ¿Aburrirme? Tengo la suerte de que me divierte casi todo lo que hago, o al menos no me aburro. Hoy por hoy, meterse en una clase de tercero de ESO es de todo menos aburrido. ¿Ocupar espacio? Rincón del Pocho es una bitácora en la que escribo por gusto, cuando quiero y sin ninguna obligación de hacerlo ni de rellenar espacio.

Sigue diciendo José María que él tiene principios, y que duda seriamente de que los tenga yo. ¿Por qué? Él tiene sus principios y yo tengo los míos: que unos y otros principios no coincidan no tiene que suponer que yo carezca de ellos. Sigue diciéndome: “¿Alguna vez te has molestado tú en echarle una ojeada a los libros de dicha asignatura (la Educación para la Ciudadanía)? No lo creo” Tiene razón. Lo único que he mirado es el currículo de la asignatura en el boletín oficial, pero no he leído los libros. Ni ganas que tengo, tratándose de una asignatura que ha quitado horas a otras asignaturas más importantes, como música, plástica o incluso a Filosofía, cuyos profesores pueden verse obligados a impartir esta curiosa asignatura y tener, en consecuencia, que reducir las horas dedicadas al razonamiento filosófico. Yo también estoy en contra de esta asignatura, pero por motivos totalmente diferentes al PP, a la Conferencia Episcopal y a sus grupos afines.

José María dice: “no se trata ya de estar o no en la Iglesia (que yo por cierto lo estoy)”. Y yo también. Puede que con menos vehemencia y con menos intensidad que él, pero yo también considero que yo estoy en esa Iglesia. De hecho, uno de los grupos con los que simpatizo se llama así: “Somos Iglesia”.Nuesto caminante dice: “la Iglesia admitió hace tiempo que la teoría de Darwin sobre la evolución del mono al hombre es cierta, y lo es”. De acuerdo: las teorías de Teilhard de Chardin fueron aprobadas por la Iglesia en época de Pablo VI y con el espíritu del Vaticano II todavía vivo. Todo lo contrario a lo que sucede en nuestros días, en los que Benedicto XVI (precedido en esto por Juan Pablo II) está caminando por la vía contraria a aquel concilio. ¿Qué sucede? ¿Seguimos al Vaticano II en lo que nos interesa y en lo que no nos interesa no? Sigue diciendo José María que “la sociedad griega no es el origen de nuestra cultura, sino de la democracia y poco más. El verdadero origen de esta cultura está en el cristianismo, sin el cual Occidente no sería nada”. Por supuesto que no voy a minimizar la grandísima influencia que el cristianismo ha tenido sobre la civilización occidental, pero la Grecia clásica ha influido enormemente en la propia cultura cristiana. ¿O acaso las teorías de San Agustín o Santo Tomás no son tan deudoras de las de Platón o de Aristóteles –respectivamente- como de la propia doctrina cristiana? ¿La arquitectura de la Grecia y la Roma Clásicas no han influido, entonces, en las iglesias renacentistas y barrocas más que la arquitectura paleocristiana?

Sigue afirmando José María que es católico, “de los ‘kikos’ a los que veo que tanto desprecias, y que por cierto se llama Camino Neocatecumenal, no ‘kikos’ ”. Créanme, por favor, cuando les digo que si en algún momento he utilizado la expresión “kikos” ha sido porque creía que se trataba de un apelativo cariñoso (derivado del hipocorístico Kiko, con el que gusta de motejarse uno de los fundadores del Camino). Por supuesto, jamás volveré a utilizarlo. Por cierto, ¿de dónde se saca José María que yo desprecio a los miembros del Camino Neocatecumenal? Primero, no les he dedicado a ellos una entrada aparte; después, siempre he reconocido como positiva su contribución al mantenimiento de la tasa de natalidad de nuestro país (ya que otros no hemos tenido arrestos de hacerlo) y la redención de muchos de sus miembros, que de otra manera estarían abocados a un presente de marginación y delincuencia. Lo que sucede es que mis ideas están en las antípodas de las de Kiko Argüello. Y al igual que mucha gente de derechas entiende por ‘respetar’ hacer cumplir forzosamente a los demás lo que ellos quieren que se respete, otros muchos identifican la diferencia y la discrepancia con el desprecio. Nada más lejos de la realidad en mi caso.

Sigue diciendo José María: “por último, la Iglesia ha tenido también grandes filósofos, como San Pablo”. Perdone, amigo, pero todavía está por ver el manual que cite a San Pablo como filósofo. Muchos han sido los filósofos de inspiración cristiana (desde los citados San Agustín y Santo Tomás hasta Jacques Maritain o Gabriel Marcel), pero ni siquiera los manuales escritos por autores de esta inspiración (como el de Eugenio Frutos) citan como filósofo a San Pablo, cuya capital importancia en la organización y expansión del primer cristianismo nadie se atrevería a negar.

Concluye José María: “Para otra vez, ¿por que no piensas un poco mejor lo que vas a escribir?” Si por “pensar un poco mejor lo que voy a escribir” él entiende que me calle o que profese a piñón fijo las misma ideas que profesa él, voy a seguir escribiendo tan a la ligera como he hecho siempre.

viernes, 11 de abril de 2008

Apuntaos al grupo de correo de Amigos de Radio Clásica

Estimados amigos:

Hace ya varios meses creé un grupo de correo electrónico que aglutinara a los oyentes de Radio Clásica que quisieran intercambiar opiniones y experiencias sobre la primera emisora española que emite música clásica las veinticuatro horas del día. El grupo estaba abandonado pero me he acordado de él, así que tengo idea de activarlo de nuevo, ahora que la cadena tiene un nuevo director (Fernando Palacios) con un perfil más que interesante.

La página del grupo es la siguiente:

http://es.groups.yahoo.com/group/amigosderadioclasica/

Y la dirección a la que deberéis escribir los correos es ésta:

A ver si la iniciativa tiene algo de éxito.

Gracias y un saludo.

viernes, 28 de marzo de 2008

“Anda, pollo, cállate de una vez”


Hace poco me han sucedido dos pequeñas historias de esas que le dejan a uno mal cuerpo.

El día 22 de marzo de este año tuvo lugar el primero de estos hechos, que fue protagonizado por un conductor. Acabábamos de bajarnos del autobús que nos llevó de nuestra pequeña ciudad a la Estación de Autobuses de la Avenida de América de Madrid y en esa misma estación nos dispusimos a coger uno de esos autobuses verdes (los comprendidos entre el 281 y 285) que paran en un macrohotel en el que suelen pernoctar los usuarios no madrileños del aeropuerto . En el andén estaba parado un 281 y su conductor estaba dentro; cuando me dispuse a preguntarle el tiempo que iba a tardar en salir el vehículo, el hombre me dijo de un modo tajante que con esas maletas no podíamos subir. Me quedé planchado y buscamos un taxi que nos cobró más de diecisiete euros, cuando podríamos haber resuelto el mismo trayecto con cuatro picadas de un metrobús. Ni que decir tiene que a los autobuses verdes (y a cualquier otro autobús urbano) se puede subir con maletas. Pero acabábamos de toparnos con una de esas personas que hacen el mal por puro placer porque tienen las espaldas cubiertas: al fin y al cabo, nadie iba a denunciarle, pues las personas con las que se ceba no son de Madrid y se van, ipso facto, a un destino más o menos lejano en el que pasarán unos días para luego volverse a sus casas. Serían entre las ocho menos cuarto y las ocho de la tarde y el caritativo conductor era un hombre de edad cercana a la jubilación, moreno, no muy alto y tal vez con entradas.

Salí dolido de aquel episodio y, como no tengo más recurso que éste, lo publico en esta humilde bitácora.

El 28 de noviembre, en el autobús de vuelta que nos trajo de Madrid a nuestra pequeña ciudad estaban sentadas cerca de nosotros dos veinteañeras de impecable factura externa y ruidosos teléfonos móviles. Una morena y una rubia, como en La verbena de la Paloma. Ya en mi provincia, la rubia saca un ordenador portátil, lo sitúa entre ella y su compañera de asiento, lo enciende y se ponen a ver fotos de musculosos místeres de torso desnudo con una música frente a la cual el Chiqui chiqui de Rodolfo Chikilicuatre parecía mismamente la novena de Mahler. Y a un volumen considerable. Mi mujer hace un gesto de desaprobación y yo me lanzo a ofrecerle a la rubia en préstamo unos auriculares para que los demás no tengamos que escuchar su música; como alternativa le planteo (craso error) que baje el volumen. Asimismo, le digo que en cada asiento de ese autobús hay tomas de auriculares para que nadie tenga que escuchar ni la película ni la música del vecino. Lo baja y me dice que si es suficiente, le digo que tendría que quitarlo del todo (insistiendo en la idiosincrasia sonora de esa compañía de autobuses) y la buena señora me dice de malos modos que tendría que haberme limitado a pedirle que lo bajara sin darle tanta explicación. Yo le dije que la única manera como yo pido las cosas es intentando dar razones. Entonces la moza deja de mirarme y dice, con un tono de desprecio digno de mis peores alumnos:

-Anda, pollo, cállate de una vez.

Primera humillación. Y no sé qué le dije a continuación, porque aceptó el préstamo de mis auriculares para compartirlos con su compañera de asiento, la morena de estudiados rizos. Yo le dije que se los quedara y ella me dio las gracias con desgana (la verdad es que se lo dije no por bondad sino porque no quería que ningún miembro de mi familia se manchara los oídos con la cera de la beldad en cuestión). Segunda humillación: el portátil sigue sonando, la rubia se guarda los auriculares, no me los devuelve (si no los usa, para qué se los queda, digo yo) y llegamos a mi ciudad. No tengo arrestos de pedirle que me los devuelva: soy asín de cobarde.

Ella se baja del autobús a fumarse su pitillo rubio para luego seguir en el autobús hasta su destino; nosotros nos vamos a casa.

Salí dolido de aquel lance y, como no tengo más recurso que el del pataleo, también publico la divertida anésdota en esta bitácora.

jueves, 20 de marzo de 2008

Cocido en cuaresma


Juan Ramón Santos Fernández, en una carta publicada en El País el 19/03/2008, se queja de la imposibilidad de comer cocido maragato en cinco restaurantes de Astorga un viernes de cuaresma y se pregunta: “¿Quién decide lo que se come en esta ciudad, la tradición, la Iglesia, la Junta de Castilla y León? Si llegan hasta aquí, es que tienen demasiado poder sobre nuestras vidas, sobre nuestra educación, sobre nuestros gustos y orientaciones sexuales y, para que nada se escape a su control, sobre nuestros estómagos.”

¿Quién decide qué comidas se ofrecen en los restaurantes? Muy fácil: sus dueños. Yo apoyaría a Santos si hubiera formulado la misma queja sobre cualquier comedor de un organismo oficial. Pero los restaurantes son empresas privadas, y sus dueños y jefes de cocina son libres de elegir los platos de sus cartas, sean cuales sean sus motivos. Tan libres como lo es Santos de de quejarse por ello.