miércoles, 8 de abril de 2009

Carta abierta a la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, sobre el deterioro de Radio Clásica

Estimada señora Ministra:

Sabemos, por su participación en el programa Juego de Espejos, que usted es melómana y oyente asidua de Radio Clásica. Por ello, me permito la libertad de hacerle llegar esta carta con la esperanza de que atienda mis peticiones.

Como usted bien sabrá, el descontento que ha provocado en muchos oyentes la actual situación de Radio Clásica se ha visto reflejado en una cantidad de protestas que nunca antes (ni siquiera durante el mandato del mediocre Adolfo Gross) había generado esta emisora. Entre septiembre y noviembre de 2008, el diario Público (09-09-08) y la revista especializada Scherzo (11-2008) publicaron una carta firmada por 107 personas (entre ellas un conocidísimo escritor y varios compositores, intérpretes y musicólogos de reconocido prestigio) en la que los firmantes protestábamos contra la supresión del programa misceláneo nocturno La noche cromática; el 14 de octubre del mismo año, La Vanguardia publicó una nueva carta en la que 156 personas hicieron ver su descontento global con la nueva programación de Radio Clásica. En todos los foros externos de Internet que han dedicado hilos a esta emisora las protestas contra la nueva dirección de Radio Clásica son abrumadoramente mayoritarias; incluso en el propio foro de esta emisora (en el que la presencia encubierta de personas allegadas a la actual Radio Clásica es superior a otros foros) las quejas predominan sobre los mensajes de apoyo. La propia Defensora del Espectador de RTVE, Elena Sánchez Caballero, podrá informarle si se lo pide del número de quejas recibidas relativas a la actual Radio Clásica.

Estas quejas tienen que ver con diversos aspectos de la nueva programación: la irritante mezcla de música clásica con músicas no cultas en horario de máxima audiencia (tal vez sea ésta la queja más unánime y más persistentemente formulada); la menor calidad de la mayor parte de los nuevos colaboradores en relación con otros prejubilados (a causa del famoso ERE), despedidos (como Jacobo Durán-Loriga y María Santacecilia) o infrautilizados (como José Luis Pérez de Arteaga y como su admirada Ana Vega Toscano, que pasó de tener un programa diario a uno semanal y ha dejado de transmitir muchos conciertos en beneficio de otros comentaristas menos expertos); el exceso de comentarios hablados frente a las emisiones de música; la presencia de contenidos no musicales en varios programas; la tendencia a cortar las obras y a hablar mientras la música se sigue emitiendo; la emisión de obras sin citar títulos, autores ni intérpretes al terminar las mismas; una cierta intención didáctica (para buscar nuevos públicos) que sólo ha supuesto una rebaja en los contenidos de la emisora, con una menor variedad en la elección de obras y una mayor insistencia en el repertorio más trillado; el excesivo protagonismo que el propio Palacios ha asumido en la cadena que él mismo dirige (con un programa que se emite simultáneamente en Radio Clásica y Radio Nacional y se repone por las noches, la recuperación de un programa antiguo, locución, publicidad explícita de la colección de discos que protagoniza y dirige en algún programa…), etc.


Como usted podrá comprobar en los foros, estas protestas contra la nueva programación de Radio Clásica no han cesado con el paso del tiempo. La actitud de Fernando Palacios, lejos de ceder en algunos aspectos o de intentar negociar con los descontentos, ha sido la de “mantenella y no enmendalla” y la de recurrir a los procedimientos más arteros y antidemocráticos (él, que presume de progresista y moderno) para intentar acallar las críticas: en primer lugar, mintió en la prensa cuando dijo que Durán Loriga y Santacecilia habían pactado su propio despido (Scherzo, noviembre de 2008) o cuando inventó una supuesta encuesta, “en la que los oyentes manifestaron su adhesión incondicional a esta "nada nueva" manera de programar” (La Vanguardia, 15-10-2008). En segundo lugar, Palacios pidió a la responsable de la página web de Radio Clásica que suprimiera el foro de la citada web, cosa a la que ella no accedió. En tercer lugar (y ante la imposibilidad de suprimir el foro), Palacios ha consentido que se ejerciera la censura en el citado foro, borrando mensajes críticos contra la nueva programación. En cuarto lugar, Palacios ha consentido igualmente que personas muy allegadas a él o a los nuevos colaboradores de la emisora, encubiertos bajos diversos seudónimos, insultaran en éste y en otros foros a personas críticas con la nueva programación e incluso a antiguos colaboradores de la Casa despedidos por él, violando así las normas de conducta del propio foro, en el que nadie ejerce las tareas de moderador, aunque nos consta que varias personas tienen el cometido de ocuparse de él (la periodista Marta Pastor, el musicólogo Miguel Morate e incluso una empresa privada que se ocupa del mantenimiento de la web). En quinto lugar, Palacios ha consentido igualmente que en estos foros se propagaran falsos rumores, como decir que los despidos de Durán-Loriga y Santacecilia obedecían a cuestiones económicas (atribuyéndoles unos sueldos muy superiores a los que en realidad cobraban) o como tildar a todas las personas críticas con las nueva programación de personas retrógradas, extremadamente conservadoras e incluso con ideas políticas de extrema derecha, aglutinados en torno a la página web Periodista Digital. En sexto lugar, Palacios ha intentado disimular la cuantía de sus cambios, atribuyendo la condición de ‘casi-clásicas’ a las músicas no cultas que se están emitiendo (como Amy Winehouse, que disfrutó de un programa monográfico en horario de máxima audiencia) y diciendo que se emiten en “un ínfimo porcentaje”, cosa no tan cierta como afirmó. Por último, Palacios ha intentado minimizar la importancia de todas estas protestas atribuyendo impropiamente a los despedidos Jacobo Durán-Loriga y a María Santacecilia la función de promoverlas y alentarlas, tal y como dijo en una entrevista concedida a La Voz de España el 12 de noviembre de 2008. Estas protestas son en realidad espontáneas y provienen de muchos oyentes individuales descontentos con la actual Radio Clásica

Si Palacios está consiguiendo su objetivo de encontrar nuevos públicos, lo está haciendo a costa de la renuncia a seguir escuchando Radio Clásica por parte de un número aún mayor de oyentes de toda la vida, pues los únicos datos que el ciudadano de a pie dispone sobre la audiencia de Radio Clásica indican una ligera bajada sobre el período equivalente del mandato de su antecesor, José Manuel Berea (110.000 oyentes diarios entre febrero y noviembre de 2008, frente a los 111.000 del mismo período del año anterior). De cualquier manera, sí ha sido significativa la bajada en Radio Nacional de los índices de audiencia de Música sobre la marcha (el programa dirigido y presentado por el propio Palacios) respecto a su antecesor, los Clásicos Populares, de Fernando Argenta, persona a la que ninguno de los actuales directivos de RTVE ha querido mantener en antena. No podemos contrastar la veracidad de varios mensajes en los foros que apuntan a una continua caída en los índices de audiencia de Radio Clásica en los meses posteriores a la última medición del EGM hecha pública.

Hemos sido muchos los oyentes que hemos hecho ver en la prensa y en los foros nuestro descontento con la actual situación de de Radio Clásica con la esperanza de que Fernando Palacios cambiara su actitud y volviera a restituirnos la Radio Clásica de siempre, la que nosotros amábamos y la que era una parte importante de nuestras vidas. Todo este esfuerzo ha sido vano y ya no albergamos esperanza alguna de que Palacios dé marcha atrás, lo que nos lleva, señora ministra, a rogarle encarecidamente que lo destituya cuanto antes y que ponga en su lugar a una persona competente y prudente que nos devuelva la Radio Clásica que amábamos: la de antes, la de toda la vida.

Atentamente,

José del Rincón

Si algún lector lo desea, puede utilizar esta carta como modelo, copiando y modificando su contenido, para redactar otras cartas con la finalidad de enviarlas por correo postal a la nueva Ministra de Cultura en los próximos días.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Amy Winehouse es, en Radio Clásica, una pedantería populachera y demagógica. No es que no sea culta (no me gusta nada ese adjetivo. Toda música es cultura y ciertos mandarines de lo cultural se han apropiado de la palabra culta para sus intereses), es basura, directamente. Escuchen, escuchen un buen sólo (no los tiene malos) de Jesús Santandreu y luego díganme.

Unknown dijo...

Por favor alguno de ustedes sabe que fue de Olga Barrio

Unknown dijo...

Por favor alguien sabe algo de Olga Barrio

José del Rincón dijo...

José Luis Téllez (Según respondió a la pregunta de un oyente cuando fue como invitado a La Noche Cromática) se la encontró un día en el Fertival de Salzburgo, casada con una alemán o un austríaco y viviendo en uno de estos dos países.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Ah, Olga Barrio...

franjo dijo...

Perfectamente, totalmente de acuerdo. Ignoro cual es el motivo por el cual el Sr. Palacios como director de la emisora, tiene el descaro de tener DOS programas, son de lo peorcito que he oido desde que en 1971 sintonicé por primera vez la entonces llamada 2º programa de RNE, ¡ya ha llovido! para que venga este sr. y nos quiera hacer comulgar con ruedas de molino. Y...algunos locutores son de espanto, su "locución es infame" a veces resulta ininteligible el nombre de la obra o del autor. Y por último existen algunos programas (además de los citados del sr. Palacios) que no tienen cabida en RADIO CLÁSICA.

Anónimo dijo...

¡Ah! No me había dado cuenta.
Jesús Santandreu no soy yo... ¡qué más quisiera yo, hacer esa música!

Francisco (kako) dijo...

Respecto a nuestra querida OLga Barrio

El próximo 2 de octubre cumplirá 50 dorados añitos,

¿no le vamos a dedicar un homenaje?

Besos, querida Olga. No te olvido. Francisco.

Por cierto, ha publicado recientemente un libro titulado "Von Kaiser zu Kaiser", quefue presentado en la feria del libro de Münich

Anónimo dijo...

Magnífica carta, Pocho, que pone de manifiesto con diáfana exposición lo que pensamos la gran mayoría de ex-oyentes de Radio Clásica. Besos.

Cigarra dijo...

Gracias por decir tan claramente lo que tantos pensamos. Estoy feliz de haber encontrado en la red tantas opiniones que coinciden con la mía respecto a los cambios en Radio Clásica. En un principio creí que eran manías mías, que como me hago vieja me molestan los cambios. Ver que otros muchos sienten lo mismo y me siento reconfortada. Tomaré la carta como modelo para escribir también a esta ministra... aunque todos sepamos para lo que van a servir nuestras opiniones. Un saludo cordial