Estimados señores de Telefónica (con tilde): porque ustedes me cobraron repetidas veces unas llamadas que yo no hice, dejé de ser cliente suyo y me cambié a otra compañía de teléfonos. Un tiempo después -y por motivos que no vienen al caso- volví a contratar sus servicios. Aunque yo había dejado de ser cliente suyo (y como tal me hicieron esperar un mes hasta que volvieron a darme línea), ustedes conservaban todos mis datos, especialmente los bancarios. En un pispás volví a ser su cliente. Además, me preguntaron si quería no aparecer en la guía de teléfonos, a lo que contesté que quería no figurar ni en su guía de papel ni en sus guías de Internet.
Para volver a pillarme como cliente, ustedes tenían todos mis datos. Eso sí: de la carta que les mandé para no recibir propaganda y para no que no suministraran mis datos a terceras empresas se olvidaron como si fueran amnésicos. Y cuando recibí meses después en mi domicilio la última edición de la guía de teléfonos, ahí estaba yo: ahí y en Internet. Les llamé y me dijeron que tenía que volver a mandarles otra carta en cuestión para arrelar el desaguisado. Volví a llamar y una amable señorita me dijo que no hacía falta, que lo solucionaría todo con esa misma llamada, y que si tal cosa no fuera posible ella misma me llamaría para pedirme disculpas.
Por supuesto, mi teléfono siguió en Internet y nadie me pidió disculpas. Y un banco ha tomado mis datos de la guía para llamarme a la hora de la siesta ofreciéndome sus servicios. ¡Manda cojones que para pillarte por los huevos baste con una simple llamada pero para que te los dejen de tocar haya que mandar una carta! (una carta a Telefónica y otra a cada una de las catorce mil empresas que han tomado tus datos de las guías de Telefónica).
Por lo tanto, y en cumplimiento de lo dispuesto en
Y si vuelvo a darme de baja como cliente suyo y vuelvo a contratar sus servicios, no quiero tener que volver a mandarles más cartas en mi puta vida: que con ésta baste para que no me vuelvan a dar la brasa.
Y para que sea público y notorio, lo publico en mi cuaderno de bitácora el día de hoy.
6 comentarios:
¿Y conociendo a telefónica has vuelto a caer en sus redes? Tsk.. tsk... :D
De todas maneras estoy por creer que la única manera de que proteger nuestros datos sería no darlos en ninguna parte... cosa harto imposible. Nos tienen pillados por todas partes.
Besos
Me mudé de casa, y en la nueva no tenía dónde esconder ese cahivache blanco (el llamao voice port) que tienen los de Ono. Y había ya una preinstalación de teléfono bastante buena hasta lo que iría a ser el despacho. Los de Ono son otros impresantables... Con las compañías telefónicas pasa como con los bancos: no hay uno que se salve.
Un beso.
No te enfades..., con telefónica lo mejor es tomarse con calma, yo lo extendería a la mayoría de las compañías de teléfonos
Si te decides a pelear puedes perder los nervios y te sentirás como David contra Goliat
Gracias, Nanny-Ogg, por honrar esta bitácora con tus visitas; gracias, Dea Verónika, por tus siempre sabios consejos.
Hola Pocho:
Tu artículo echa chispas...es normal... a pesar de que la gente va de correcta y diplomática no solo las anarkistas sentimos deseos de meterle fuego a todaslas empresas telefónicas, bancarias y organismos burocráticos...
así que mucha fuerza hermano, y gracias por protestar...si no protestáramos ya estaríamos tan muertos y muertas como quieren que estemos.
Gracias, Gattitta, por tu comentario, con el que coincido salvo en el extremo de prender fuego a las empresas telefónicas.
Vamos, que considero excesiva la ejecución: con una buena paliza tendrían suficiente.
Un saludo.
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